
Un día, íbamos a merendar al bar de Pepe y Dante detecta a su próxima víctima: “mirá ése, mami, cómo fuma” Ya lo fulminó con la mirada (hasta aquí, íbamos bien, lo de siempre). Entrando al bar, el hombre dio un par de pitadas como si fuera el último cigarrillo de su vida y no tuvo mejor idea que tirar la colilla encendida al suelo. Ah nooooo … la indignación se apoderó de mi pequeño justiciero: “ah! viste mami????? Lo tiró al piso al cigarrillo” y ahí nomás, aceleró sus pasitos y se mandó al bar. Y yo, corriendo atrás de él para frenarlo pero seguí de largo, quería ver la situación de lejos, sin influir.
En la barra, después de pedirse un cortadito, veo que el tipo mira a un lado y al otro, como buscando algo. Claro, se sentía una voz pero no se sabía de dónde venía. De pronto Dante le tira los pantalones y el hombre baja la mirada, y cuando lo ve, le dedica su mejor sonrisa: “Hola guapo!" y se escucha “oye, que tú estabas fumando en la calle y cuando entraste tiraste el cigarrillo al suelo y estaba encendido y eso no se hace porque puede venir otro nene y lo pisa y se quema y tenemos que llevarlo al hospital y …” a todo esto, el hombre, cuya sonrisa se fue borrando lentamente, cogoteaba en busca de la madre de esta pequeña criatura que lo estaba torturando. (La madre estaba escondida detrás de unas bolsas de café, con un ataque de risa).
“Señor, su cortado”, le dice el pibe de la barra, tentadísimo también. La gente de las mesas cercanas no sabían si reír o aplaudir, todo el mundo me miraba y yo con esa tonta sonrisita entre nerviosa y cómplice.
Hubo gente que se solidarizó:
Dos señoras que tomaban el té: “pues si, tiene razón el niño, venga hombre, que no cuesta nada apagar la colilla antes de tirarla”,
Una mujer a su marido: “lo ves? Mira qué bien ese niño! Deberías aprender de él”, etc …
Dos Argentinos: "jajaaja!! qué fenómeno este pibe!"
El hombre nos miraba a todos con cara de pocos amigos, no sabía qué decir, no lo podía creer y Dante que retoma, “bueno, la próxima vez me enfadaré y le contaré a la policía” … “vaaaaaaaaaale, vaaaaaale”, le dijo el hombre, que se tomó el cortado en dos tragos, dejó 1.20€ y se fue.
La gente estalló en risotadas varias y lo miraban con carita de ternura, mientras pasábamos para sentarnos. “Viste mami? Lo reté al señor. Ya no va a fumar más”.
Esa tarde, Dante merendó gratis: leche chocolatada y donut de chocolate, un lujo!